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El filósofo español Gustavo Bueno afirma que “la democracia es el sistema elegido por las élites para que el pueblo sea verdugo de sí mismo”. De esta forma, los gobernantes se eximen de los errores cometidos y la culpa recae en quienes los eligieron. Desde sus comienzos en la Grecia de Pericles, la democracia solo representaba al 20% de la población; no participaban las mujeres, los metecos y, mucho menos, los esclavos.
Desde sus inicios, la democracia fue criticada por Platón, quien la culpaba de la muerte de su maestro Sócrates. En su diálogo *Protágoras*, Platón criticaba el voto de la mayoría. Afirmaba que para construir un edificio se contrata a un arquitecto, para tratar una enfermedad se contrata a un médico, pero para el manejo del Estado lo hacen todos: comerciantes, cocineros, artesanos, médicos, etc.
Desde sus inicios, la democracia fue criticada por Platón, quien la culpaba de la muerte de su maestro Sócrates. En su diálogo *Protágoras*, Platón criticaba el voto de la mayoría. Afirmaba que para construir un edificio se contrata a un arquitecto, para tratar una enfermedad se contrata a un médico, pero para el manejo del Estado lo hacen todos: comerciantes, cocineros, artesanos, médicos, etc.
Para sabios e ignorantes, el voto vale igual y eso que la democracia era “participativa”; luego, vino el “gran” invento que hizo la sociedad capitalista: la llamada democracia representativa, que hoy prevalece en el mundo occidental. Colombia es un “ejemplo” de democracia representativa en toda Hispanoamérica. La gran burguesía que ha tenido el poder en los últimos 150 años ha mantenido al país en una guerra continua por diversos motivos. Utilizando la estrategia romana de divide y vencerás, dividieron al pueblo campesino ignorante en liberales y conservadores (1940-1950).
Esto lo hicieron muchos años antes de que los imperialistas belgas dividieran al pueblo de Ruanda en hutus y tutsis (1994); en Colombia se asesinaron alrededor de 245,000 civiles y murieron unos 45,000 guerrilleros. Millones de hectáreas fueron abandonadas y de ellas se apoderaron los ricos liberales y los ricos conservadores. Lo mismo hicieron en la década de los 90 con los paramilitares, comenzando en el departamento de Antioquia y luego en todo el país, asesinando líderes sociales, defensores de derechos humanos, cometiendo genocidios de partidos políticos como la Unión Patriótica y grandes magnicidios de candidatos presidenciales incómodos para esta burguesía “demócrata”.
Bajo toda esta historia se “reglamenta” la democracia universitaria. La Ley 30 de 1993 fue implementada en la época del modelo neoliberal (César Gaviria Trujillo)
A. Privatización de los servicios sociales: educación, salud, servicios públicos, etc.
B. Flexibilización laboral: aumento de la nómina de docentes por hora cátedra y contratos precarios.
C. Lucha contra los sindicatos, trabajo que en la UTP realizó muy bien el ex rector Luis Enrique Arango, con la ayuda de ese “ético y moral” vicerrector académico, William Ardila Urueña, quien, junto a varios docentes, fundó la asociación paralela y patronal ASDO.
D. Privatización de los programas en la UTP, trabajo que el ex rector LEA también realizó, llevando a que en la UTP el 56% de los programas fueran “autosostenibles”, es decir, privados. Bajo estas condiciones:
¿Qué democracia se puede dar en la UTP?
¿Puede existir democracia cuando esos contratos precarios e inestables dependen de un jefe que quiere seguir en el poder?
¿Puede haber democracia cuando el Consejo Superior escoge de una terna al decano de sus afectos y no a quien ganó las elecciones entre docentes y estudiantes?
¿Puede haber democracia cuando el rector es reelegido de manera amañada, como ocurrió con el ingeniero LEA y el biólogo Fernando Gaviria Trujillo?
¿Puede haber democracia cuando, en los períodos electorales, los jefes y otros funcionarios con poder presionan mediante llamadas telefónicas, amenazando con no darle continuidad a sus contratos si no votan por los candidatos incondicionales de la administración?
¿Cómo puede haber democracia cuando se limitan los derechos de los docentes que expresan su inconformidad por las decisiones de sus jefes inmediatos?
¿Cómo puede haber democracia cuando se les niega a los profesores opinar sobre las características de los docentes a contratar, permitiendo que sigan dando los perfiles a medida diseñados por las directivas?
¿Cómo puede haber democracia cuando no hay transparencia ni conocimiento sobre la forma en que se asignan los recursos para la construcción de obras en la planta física?
Bajo estas condiciones, ¿Cuál es el papel del sindicato?
1. Luchar por una democracia al interior de la universidad, donde los decanos sean elegidos de manera directa por estudiantes y docentes.
2. Luchar porque los candidatos a rector sean escogidos entre las mejores hojas de vida, seleccionadas por una IA, para impedir la intervención de manos tramposas de los politiqueros. Las dos mejores hojas de vida harán campaña entre docentes, estudiantes y trabajadores quienes lo elegirán de manera directa, y luchar para que no haya reelección en este cargo en el período siguiente.
3. Luchar para que la sala de docentes tenga el poder decisorio en la selección de profesores de planta, transitorios y catedráticos, evitando así la participación amañada de los jefes que procuran nombrar a familiares y amigos.
4. Luchar porque en la estructura orgánica de la universidad se incluyan las Salas de Profesores como cuerpos colegiados de discusión, análisis y con carácter decisorio e inclusivo.
5. Hacer que los representantes profesorales entiendan que se deben a los docentes que los eligieron y, por lo tanto, deben informar, por cualquier medio, lo fundamental de lo tratado y las decisiones tomadas en esos organismos. Y, si fuera necesario, convocar reuniones presenciales con sus representados.